miércoles, noviembre 01, 2006


Apenas han pasado un par de horas de una de las experiencias más completas, mágicas, excitantes y definitivas que haya podido vivir en mis 32 años de vida.
El concierto de Placebo que acabo de presenciar representa uno de esos momentos que jamás, pero jamás-jamás-jamás podré olvidar por una serie de cosas que sentí, viví, vibré, ví, probé, pensé, y a las que me entregué lo más flojita y dispuesta que pude.
Tengo muchas cosas que decir al respecto de las 15 horas que pasé en y al rededor del Palacio de los Deportes, pero ahora como una primera aproximación tengo que comentar que:
Soy muy, muy, muy feliz... desde lo profundo hasta la superficie y pasando por todas y cada una de las capas de mi ser a cualquier nivel posible.
Amo inmensamente a Molko, adoro al otro par, y soy más más más fan de Placebo que hace tres horas (justo antes de que comenzara el concierto)
Amo todavía más a Eric, el más genial apoyo que haya podido tener para este día y este momento tan especial. Este día no hubiera sido lo mismo sin él.
Molko es todavía máaas guapo y cachondo en persona y de cerquita. es capaz de provocar todavía más de lo que ya sabía que podía ser capaz. Tiene una habilidad maravillosa para contagiar con su simple presencia.
Los Placebos se veían fascinados con el público y entregados y felices como no los había visto en ninguno de los videos de esta gira que circularn en YouTube.
Placebo cada vez toca mejor.
Valió la pena cada uno de los minutos de las 15 horas que estuve dedicada al placer del concierto y valió la pena también cada pinche peso que pagué por el concierto y los recuerdillos.
Las canciones de Placebo, todas, son dignas de ser interpretadas en el escenario gracias a la calidad interpretativa y magnífica comunicación con el público que tiene el trío de geniales músicos que son.
Las lágrimas derramadas en canciones específicas (Blind, One of a kind, Running up that hill) las recordaré y sentiré con pasión desmedida de ahora en adelante, así como los susurros de Eric durante Running up that hill.
Every you every me y Taste in men, son unas e mis nuevas rotundas favoritas.
Meds es todavía más chingón disco de lo que supe hasta antes del concierto.
Jamás regresaré a experimentar las primeras filas de un concierto de admisión general. Valoro el aire que respiro y la posibilidad de tener libertad de movimiento.
En fin... hay un chingo de cosas más que debo platicar, pero hoy, ahorita recién llegada era lo que más ganas tenía que decir y seguramente lo publicaré aquí y allá... así que no se quejen. Y tampoco se quejen si hay segunda, tercera y hasta cuarta parte.

¡AMO LA VIDA!
¡LOS AMO A TODOS!
*por cierto que Molko vistió hoy casi como en esta foto.
***
(¡Hiperfeliz aniversario, mi amor!)

3 comentarios:

Angel. dijo...

Aunque se repitiera el mismo concierto, las mismas rolas, fuera exactamente la misma gente, todos en el mismo sitio, todo... No lo apreciarias igual.

Ya me andaba por leer algo de tus impresiones sobre tal EVENTO (asi, con mayusculas), solo tu visión me dará un acercamiento a lo que fue. No los reportes de los programas sobre música, ni los pocos que conozco que asisitieron. (Hubo uno que incluso estaba vendiendo su boleto a unas horas de que empezara y como no salió, mejor lo ocupó.)


Así que no te preocupes por si debes poner seis partes del primer fragmento de tu narración, la espero para saber que viviste.

Every you every me siempre me ha gustado y precisamente acaba de empezar en el aleatorio de mi ipod, asi que sera el soundtrack de tu historia.


Besos!!

sony dijo...

Como te decía en tu fotolog...no me cae bien el 20 de esas 15 horas, las pasaste en la calle o como?...dish!

Anónimo dijo...

que bueno que te divertiste nena, suena muy emocionante, para la proxima te acompaño
te quiero
clo