miércoles, octubre 11, 2006


Recuerdo que cuando estudiaba el bachillerato fue mi compañero un cuate, que según mi memoria se llamaba Omar, este chavo estaba loquito por The Cure. El cuate llegaba a grados que yo consideraba realmente clavados (como si yo nunca hubiera estado loca por Los Beatles o por George Harrison o por David Bowie, a grados, tal vez más gruesos que los de este chavo). Este tipo se peinaba muy a la Robert Smith, y creo que algo de él le hacía sentir que se parecía al Smith (ahora que lo pienso, chance sí, hasta eso... ). Había rasgos en la actitud de este hombrecillo que me hizo desarrollar prejuicio por The Cure y por lo que tenía que ver con Robert Smith (lo que me hace reflexionar en la gente que seguramente sintió algo similar debido a mi alucine con Los Beatles, Bowie y Harrison... ¡chale! ¡qué malviaje!).
Unos 6 años más tarde, por allá de 1995, en casa de la que fuera mi mejor amiga, encontré el disco Disintegration. Ella mencionaba que le latía mucho The Cure porque eran bien fresas y porque sus rolas hablaban de amor, de forma muy chida. No encontré en ese momento nada que en mí hiciera click con respecto a esta música en particular.
Tendría que llegar el año 2004 para poder entrar en comunión con sus rolas. Tenía que pasar mucho tiempo de ese primer contacto, pero este encuentro definitivo ha llegado en un momento adecuado y muy rico. En mi siguiente cumpleaños recibí de regalo dos discos de The Cure, que hicieron mi día (entre otras cosas, claro).
Para mi desgracia The Cure acababa de estar en México cuando comencé a escuchar sus canciones "en serio", con oídos sensibles y corazón abierto. ¡Acudir a alguno de los tres conciertos que dieron el año en que los "descubrí" hubiera sido el acabose!
Para "desgracia" de The Cure, más o menos en la misma época llegó a mi vida la experiencia de escuchar a Placebo, lo cual también definió que el tiempo dedicado a escuchar su música fuera mucho más reducido de lo que tal vez hubiera querido. Pero es que Placebo es Placebo... un capítulo aparte en mi vida y en mis emociones.
Ahora, justo en estas semanas, me he adentrado en la música de The Cure, como era necesario para saber que realmente sus rolas tienen algo que comunicarme física y emocionalmente. Es música que permite la reflexión y que predispone al pensamiento, al esfuerzo intelectual. Es música que tiene su forma de ser directa y que juega con la densidad del sonido y con la ligereza del alma. Es música que deseo que pertenezca a mis días de ahora en adelante.
No deseo ser coleccionista, no deseo ser fan de trivia, no deseo hacer de The Cure una bandera, lo único que deseo es vivir la experiencia tal cual la estoy pudiendo experimentar y compartir con algunos, deseo que se exprese así, como la vivo, a nivel casi esotérico. Deseo experimentar con esta música al grado que he podido experimentar con alguna otra... algo así como lo que para ciertas partes de mi cerebro, alma, cuerpo, he experimentado con Harrison, Placebo, Bowie, Beatles, Oldfield, Petty, Traveling Wilburys...
Deseo que esas sensaciones al escuchar piezas como Plainsong, Breathe, Cut here, Sugar Girl, y muchas otras que encuentro en estos días, permanezcan y creen ecos maravillosos...
Aquí termino... con deseos, más deseos, por ejemplo, de escuchar Cut here, una de esas canciones que no sé por qué me provocan lágrimas... una de esas canciones que me provocan cosquillas...

3 comentarios:

sony dijo...

Yo tampoco soy fan, y no conozco mucho de ellos, de hecho el único compacto que tengo es "Mixed Up", aunque le traigo ganas al de "Bloodflowers" y al de "The Cure", un día de estos no muy lejano me los compraré.

Para ser "síncera" no me he fijado en las letras de las canciones, sin embargo su estilo me parece muy original y su música me late bastante.

Ah oye, la lista de las 100 cosas no la quité por censura, mas bien creo yo que por paranoia, ojalá puedas leer mi nuevo post, igual y cuando se me pase el trauma la vuelvo a poner, y si no, aqui está tu servilleta para cualquier duda, aclaración o información adicional...dish!

hpons dijo...

Yo en la secundaria tuve el disco ¿Dónde jugaràn los niños? de Maná, el Mas turbada que nunca de la Trevi, y el Circo de Maldita Vecindad.

Claro que el que màs me prendìa era el homònimo de Cafè Tacuba (eso sí es neto)

Ahora que lo que se dice nostalgia nostalgia, esa me entra cabrón escuchando a los Hombres G

MEGA dish

Mariana dijo...

Karis: ¡Qué chido que tu primer CD fuera Disintegration! Esa no me la sabía... ponla en tus 100... ¡ya revive tu blog! ¡Te pareces al Pons! Yo también te quiero méndiga Karis... bien lo sabes ¿verdad?

Sony: Pos mira, para pronto si quieres te paso los discos quemados para que los vayas disfrutando mientras te los compras. Oye... yo creo que tu paranoia fue censura. ¡Ja!

Héctor: No, pos también me entró la nostalgia, pero por Parchis. Ya me dio curiosidad por saber cómo eras en la secundaria...