martes, enero 31, 2006



BARBA AZUL con perspectiva de género


Recordaba cómo de niña me encantaba el cuento de Barba Azul, adjudicado a Perrault. No sé qué era exactamente lo que me gustaba tanto de ese cuento y qué provocaba que yo le pidiera a mi mamá que me lo leyeran una y otra vez (¿Quieres que te lo cuente otra vez? ¡Claro! ¡Otra vez y otra vez!).

Creo que mi gusto radicaba en mi masoquismo y el terror que me hacía sentir la historia. Sobre todo si tomamos en cuenta que yo soy muy curiosa. Pensaba en el olor a sangre de la llave que no se podía lavar, en la angustia de la esposa al saber que Barba Azul regresaría de forma inminente. Mi estómago se retraía y mi pulso se aceleraba. Mi imaginación traía el cuarto propio de Barba Azul a mi mente e imaginaba escenas aterradoras, dignas de películas como "Saw". Por supuesto que ya sabía cuál era el final de la historia, pero no importaba... pensaba que alguna vez el cuento terminaría diferente. Pero nunca terminó de otra forma... hasta ahora... que revisando el libro “Fábulas feministas” de Sunti Namjoshi, me encontré este breve texto. Me gustó tanto que aquí lo comparto con ustedes.



Un cuarto propio para él*

A la quinta vez las cosas fueron diferentes. A ella le dio instrucciones, le dio las llaves (incluida la pequeña) y se marchó solo. Exactamente cuatro semanas más tarde reapareció. La casa estaba limpia, el suelo encerado y la puerta que conducía al cuarto pequeño no se había abierto. Barba Azul estaba pasmado.

- ¿Pero no tuviste curiosidad? – le preguntó a su esposa.
- No – respondió ella.
- ¿Pero no quisiste descubrir mis secretos más íntimos?
- ¿Por qué? – preguntó la mujer
- Bueno – contestó Barba Azul-, es natural. ¿No quisiste saber quién soy realmente?
- Eres Barba Azul y mi esposo.
- Pero las cosas de la habitación. ¿No quisiste ver qué hay en esa habitación?
- No – dijo la criatura-. Creo que tienes derecho a un cuarto propio.
Esto lo enfureció tanto que la mató allí mismo. En el juicio alegó provocación.

FIN


* Supongo que parte de esta idea de “Un cuarto propio para él” puede provenir del título de un libro escrito por Virgina Woolf (traducido al español nada más ni nada menos que por Jorge Luis Borges) que estuve revisando hace muy poco y que dice que una mujer para escribir necesita dinero y un cuarto propio. Me fascinó encontrar esta relación.

Namjoshi, Sunti. Fábulas feministas. Castelló de la Plana : Universitat Jaume
I, c2003.

¡Derechos reservados de la autora!

lunes, enero 30, 2006



TERROR EN LA PLAZA MÉXICO

"Salí por una puerta y me encontré en el centro de la Plaza México, un lugar monumental que huele a sangre y dolor. Siento miedo y quiero huir. Busco una puerta, alguna salida. Brinco y veo con terror que hay gente ahí y que no puedo encontrar claramente escapatoria alguna. Con todavía más terror me veo a mí mismo atorado entre algunos asientos. No lograré salir de aquí jamás. Ahora me están picando con un arma, creo que no me están ayudando a salir de aquí porque, en mi carrera contra el miedo, he lastimado a algunas personas sin querer, estoy confundido. Siento dolor, mucho. Me están matando y algunos se ríen mientras me pican. No comprendo nada, creo que soy el único aquí que no entiende. Finalmente, ahora que esoy casi muerto, sí me ayudan a salir de aquí."

- Pajarito

29 de enero de 2006.

viernes, enero 27, 2006


¿Cómo visualizan la página? ¿Con símbolos raros en lugar de acentos, signos de admiración e interrogación y eñes? :-(

jueves, enero 26, 2006



Estas reflexiones y comentarios los redacté hace tres años, entre el 21 y el 29 enero de 2003, dentro de un sitio al que amé (y amo todavía) profundamente, "El Club de la Serpiente", una lista de discusión sobre literatura y anexas que me armé con un grupo de gente muy chida. Dicha lista ya no existe como tal, es un archivo "muerto" del cual quiero rescatar mis intervenciones. Publicar aquí esos comentarios es inicialmente un ejercicio de memoria y también una segunda oportunidad de compartir lo que alguna vez escribí, de forma que tal vez otros ojos - o los mismos - me retroalimenten.

He tratado en esta ocasión, de reunir en un sólo texto diferentes opiniones y comentarios vertidos en esas páginas, pero no lo he logrado. Dejo aquí algunas de esas líneas, prometiendo al menos una entrega más. Espero que se logre encontrar un mínimo de coherencia en estas líneas.
Alguna vez tuve la siguiente inquietud: ¿es posible sentir el verdadero terror gracias a un libro? Llegué a la conclusión que sí, eso es posible, y es sorprendente. Me parece maravilloso pensar en la posibilidad de toparse frente a frente con el miedo gracias a las letras impresas. Es fascinante ver plasmado en letras o imágenes todo lo que existe en la mente humana. Lo más curioso es cuando te ecuentras ahí, cuando ves (o lees) tu reflejo en un fragmento creado por alguien más bajo circunstancias, tal vez, muy diferentes a las tuyas. Eso, puede llegar a ser una experiencia terrorífica. Interesante es ver que no solamente lo sobrenatural tiene que ver con el terror. No únicamente existe terror o miedo por lo desconocido. El confrontarse con versiones aterradoras de lo conocido (o aparentemente conocido) puede motivar también sensaciones inolvidables de terror.

Anoche tuve un sueño. Más bien fue una pesadilla. Mentiría si digo que no lo disfruté un poquito. Creo que el sueño fue motivado por dos situaciones. La primera, una secuencia de "El señor de los anillos: las dos torres", la cual vi el sábado pasado prácticamente entre sueños pero que no dejó de impresionarme, sobre todo en lo que a interesantes imágenes visuales, como la que ocasionó todo esto y se sitúa en un pantano repleto de muertos, para mí fue impresionante. (De la obra hablo poco y seguramente no me sabré explicar bien, ya que no he leído el libro que da lugar a la película). La segunda la tendré que agradecer a Bram Stoker y su obra maestra: "Drácula", la cual inicié leyendo como por casualidad y ahora me ocupa de tiempo completo a pesar de mis promesas de leer otros libros previamente. La lectura de un fragmento de la novela tuvo consecuencias increíblemente fantasmagóricas para mí. No me di cuenta en qué momento se empezó a apoderar de mí el terror, no supe cómo pero sentí un miedo terrible...Como no había sentido nunca antes. No acabo de encontrar la perfecta relación que hizo que durante la lectura del capítulo VII de "Drácula" se manifestara en mí el MIEDO (así, con mayúsculas) de la forma en que lo hizo.

Mi alucine posterior desembocó en lo siguiente: El sueño-pesadilla que tuve esa noche (la de anoche) tiene un elemento interesante: el agua. Después de algunas reflexiones encontré que el agua está presente en la imagen cinematográfica de "El señor de los anillos", además el capítulo de "Drácula" a la que me refiero está enmarcada por el mar; pensándole un poco más hay un capítulo de "La insoportable levedad del ser" que al igual que mi sueño, se escenifica en una alberca y lo más curioso es que hay mujeres que caen muertas en la alberca, tal y como lo hacían "los ciegos" de mi pesadilla. Además... aquí viene lo más enigmático... el lugar que se encontraba atrás de la alberca, era el Jardín de Niños al que asistí de niña, donde además trabajaba mi mamá... ese Jardín de Niños se llama: José Emilio Suárez, en honor a un niño que murió en una excursión... ¿saben de qué murió ese niño? ¡Murió ahogado!

¿Qué significados "ocultos" guarda el agua, en la literatura? ¿Qué visiones pueden partir de ella como elemento literario? ¿Por dónde podría buscarle?

Me parece que sentir miedo (aunque sea de vez en cuando) para algunas personas -me incluyo, y por eso lo comento- llega a convertirse en fuente de placer. Para mí el terror es, hasta cierto punto, necesario. Como necesario es también encontrar fuentes de alegría desbordante. De ahí que la búsqueda que emprendí en cuanto a lecturas se trata se concreta con una variedad bastante amplia. Me di a la tarea de recordar obras de terror que realmente me hayan impactado, así como otras obras que sin ser de terror, me lo hayan causado.

"La cripta" de H.P. Lovecraft, un cuento que aunque tal vez un poco predecible está bastante bien logrado.

Un libro que me llenó de algo semejante al terror (bueno, al miedo...) "Diez negritos" de Agatha Chirstie. El leerlo de noche, con un fondo sonoro de gatos peleando atrás de la ventana... y la siempre presente duda: "¿quién es el asesino?"... motivó mi miedo.

Al parecer el "gran favorito" dentro de los escritores de terror es Edgar Allan Poe. De él no he leído mucho, "La caída de la Casa Usher", "Los crímenes de la rue Morgue", "El sistema del Doctor Tarr y del profesor Fether", "El escarabajo de oro"... pero una historia que REALMENTE me dejó fría de terror fue "Tú eres el hombre".

Los matices del miedo o del terror son tan variados como sorprendentes. Yo, por ejemplo, mentalmente he relacionado el miedo o el terror con sensaciones tales como angustia, náusea, asco, repulsión, incertidumbre... y es aquí donde entran dos obras que me gustaría mencionar a propósito del terror. Una de ellas es "1984", de George Orwell. La cual por medio del cuarto 101 y la gris posibilidad de existencia de los habitantes de Oceania muestran lo que el terror puede llegar a ser... o cómo puede ser experimentado por el ser humano. Otra de las obras que viene a cuento es "Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago que provocó en mí pavor y miedo a las posibilidades de un futuro incierto y todavía más cruel.

To be continued... con algo de Tolstoi... "Barba Azul"... y la risa... pero los dejo con un fragmento de texto que viene mucho a cuento...

"¡Qué afortunadas son algunas personas, cuya vida no conoce el miedo ni el temor; para quienes dormir es una bendición que llega cada noche y únicamente les proporciona sueños agradables! Pues bien, esta noche espero la llegada del sueño, aquí tumbada, como Ofelia en la función teatral, con "guirnaldas de doncella y flores virginales". Nunca me ha gustado el ajo, pero esta noche me resulta agradable. Su olor es tranquilizante; siento que me está venciendo ya el sueño. Buenas noches a todos."

Stoker, Bram. Drácula. Madrid: Cátedra, c1993. pp. 284.

PECES DE CIUDAD. (Curiosidades, esos pequeños pretextos)

El sí­ndrome del asiento vací­o


¿Has experimentado el subirte a un microbús y ver que en cada asiento para dos personas (o una y media, en realidad) está sentada una sola persona? ¿Has visto que la gente primero espera a ocupar un asiento "para-mí­-solito" y después comienza a ocupar lugares que inevitable están al lado de gente que no conoce? ¿Has visto lo raro que es que las personas que ven lugares vací­os "para dos o más pasajeros" se sienten al lado de algún ser que no conocen? ¿Has visto cómo en el cine la gente tiende a dejar espacios vací­os (de un lugar, por lo menos) entre grupos de gente conocida y la gente a la cuál no conoce? ¿Qué sucede? ¿Existe algún extraño sí­ndrome? ¿Será que simplemente deseamos mantener nuestro espacio vital lo menos contaminado posible? ¿Es acaso que no nos gusta la novedad de la compañí­a desconocida? ¿Es el instinto el que aflora? ¿El instinto de la lejaní­a? ¿Alguna idea?

Caminar por el parque del fraile... mágico lugar mítico de mis sueños y anhelos, puede significar más de lo que se aprecia a simple vista, más de lo que yo misma puedo ahora imaginar. Puede ser más que indagar en mis adentros, compartir con el mundo exterior, leerme, leer a los otros, experimentar, conocer, reconocer.
Este es mi primer paso sobre su fresco pasto, entre sus espesos árboles, junto a sus lagos y pequeñas colinas.
¡Bienvenido seas a este espacio! Gracias por estar aquí­.