
Emoticones...
Resulta ser que alguien decidió inventar unos elementos para comunicarse, o para adornar la comunicación o para sustituir las palabras... llamadas emoticones (emoticons, smileys).
Al principio no les vi ni pies ni cabeza... poco a poco me fui acostumbrando a ellos, los fui utilizando y ahora los utilizo de manera cotidiana en mi comunicación escrita por Internet.
En este blog y en otros, cuando escribo mi opinión, trato de no utilizarlos, algunas veces sin lograrlo. En ocasiones siento el impulso de ponerlos para dar énfasis a alguna idea.
Un tío mío (el mismo del que tomé las ideas sobre si Fecal ganara las elecciones), dice que el uso de los emoticones limita al idioma, limita a los que lo utilizamos. Dice que ahora para poner que algo es una broma o que está dicho en tono alegre de complicidad, ponemos un ;-), pero que si supiéramos ultilizar el idioma no tendríamos la necesidad de buscar en los emoticones, las expresiones de aquello que queremos comunicar porque tendríamos la inteligencia para, con lo que escribimos, expresar ;-) sin utilizar dichos signos.
Ahora, después de enfrentarme a Ignatius J. Reilly en "La conjura de los necios", me encuentro ante otro libro muy divertido llamado "La punta de la lengua: críticas con humor sobre el idioma y el diccionario". Al leerlo, confirmo la idea que expresó mi tío, si las palabras mismas y su uso, pueden limitar al idioma... ¡cuánto y más otros signos! Confirmo muchas cosas y me enfrento con el miedo a volver a escribir porque sé que estaré cometiendo mil atentados contra el idioma. A mí sí me importa cometerlos ¡y les ruego me hagan saber de aquellos que ustedes identifiquen! Así yo podré justificarlos y explicarlos a mi manera... y averiguar si tengo razón o no al tratar de justificarme...
:-D