miércoles, mayo 30, 2007




Resulta que en ocasiones me he detenido a escribir lo que quiero escribir porque no quiero ser repetitiva, y digo más repetitiva de lo que ya de por sí soy. Pero he decidido que simplemente escribiré lo que necesite escribir porque esto -el blog- es más que otra cosa un ejercicio de autoconocimiento y registro de el camino que lleva al descubrimiento de lo que soy.


Hace más de 14 años escuché por el hermano de una amiga de una amiga, con quien me tocó compartir carro en un breve viaje a Teotenango, de la existencia de un músico llamado Mike Oldfield. El chavo que platicó de Mike hablaba de las maravillas de este músico, compositor, intérprete y demás... yo sólo escuchaba, porque en aquel entonces en mi vida había poco más que Beatles. Sin embargo pensé que tal vez sería algo que valiera la pena escuchar en algún momento. Tal vez uno o dos años más tarde mi amigo Lalo me volvió a hablar de Oldfield y de sus maravillas. Este fue un segundo aviso que tomé con un poco más de disposición debido a que me había convertido en una persona un poco más abierta. Me encontraba conociendo músicos que hasta el momento no había disfrutado, como es el caso de Peter Gabriel quien llegó a mis oídos casi en paralelo con Mike Oldfield.


Era el año de 1993 y en una de mis continuas visitas a Tower Records de la Zona Rosa me encontré en una de las consolas de prueba el disco "The best of Mike Oldfield Elements", que era una compilación de lo mejor de otra compilación, es decir (en teoría) lo mejor de lo mejor. Cuando tomé los audífonos no podía imaginar la revolución que la música ahí contenida me iba a causar. Tomé inmediatamente el disco y ese día lo compré... comenzando así a vibrar de alegría.




Lo que la música de Oldfield me provoca casi siempre es alegría rayando en la euforia. Lalo me hablaba de obras mayores y obras menores de Mike, las mayores eran esas largas que duraban todo el disco y que son como sinfonías compuestas por movimientos y variaciones, las menores están compuestas de canciones e ideas hasta cierto punto independientes unas de otras. A mí siempre me fascinaron las llamadas menores. Pero nunca me alejé del todo de la posibilidad de disfrutar enormemente con las obras largas e instrumentales, como por ejemplo la bien conocida Tubular Bells. En ese entonces compré todos los discos que pude comprar, los más caros no los conseguí pero me hice de una buena colección (que no colección de coleccionista porque no lo soy) pero si una colección de una amante de su música.

Las piezas musicales de Oldfield siempre han estado presentes en mi vida de una u otra forma, pero han pasado momentos en los que esta música no ha estado tan presente como en otras etapas. Esta es una de las épocas de mi vida en las que Oldfield está más presente que nunca, bien lo comentó David en un post anterior "Cuando estás una larga temporada sin escucharla y vuelves, engancha todavía con más intensidad", y es verdad... la pasión desmedida que estoy sintiendo ahora al escucharlo es increíblemente más intensa. Además toda esta experiencia del reencuentro se suma a que por primera vez he visto videos de Mike interpretando en estudio, en vivo, en entrevistas, clips promocionales, entre otros materiales visuales y auditivos a los que en otros años no había tenido acceso. De forma que la misma experiencia se ha potencializado debido a que más sentidos están al pendiente de lo que se está expresando y lo que vivo a través de ellos. ¡Me estoy volviendo loca de euforia!


¡¡¡Para colmo de mis alegrías, Eric me adelantó mi regalo de cumpleaños y me agasajó con dos dvdses de Mike Oldfield!!! The best of Mike Oldfield Elements y Tubular Bells II/Tubular Bells III. No he podido dejar de verlos desde ayer... ¡adivinen qué tengo como fondo musical y visual en estos momentos y qué tendré por algún tiempo!




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