El beso de mi vida...
Érase una etapa de mi vida durante 2001 en la que pensé que sería buena idea buscar ampliar mis horizontes y emprendí junto con quien entonces era mi novio una aventura que resultó ser una temporada en Europa llena de búsqudea y encuentro, de un profundo conocimiento de lo que soy. Una de las sorpresas del viaje se dio mientras estaba en Sheffield cuando me enteré de que Paul McCartney estaría en Liverpool el 21 de marzo, firmando ejemplares de su libro Blackbird singing. Algunos ajustes fueron necesarios, algunas llamadas tuvieron que ser hechas, unas breves modificiaciones a los planes... y se logró que el 19 de marzo estuviéramos en Liverpool procedentes de Edimburgo y con tres días libres en Inglaterra antes de partir vía Manchester a Barcelona.
Una vez en Liverpool me dirigí a la librería WHSmith y me encontré un letrero que indicaba el lugar donde la fila comenzaría a formarse. Entusiasmada hice planes para pasar dos noches en la calle y ser la primera en pasar a la firma, pero finalmente accedí a esperar un día más. Al medio día siguiente me encontré en la calle a mi amigo Adrian Manton quien nos dijo que la fila estaba comenzando y que ya había bastante gente. En ese momento me fui a comer (con Adrian y José Antonio) y a comprar un sleeping bag, además de conseguir algunos cartones para protegerme del frío, ya que aunque estaba entrando la primavera durante todos los días había nieve, o heavy rain, o granizo.
A eso de las 5 de la tarde estaba en plena fila, después de unas 80 u 85 personas, pero estaría antes de muchas otras que fueron llegando de distintas partes del mundo sólo para la firma, sólo por encontrarse a Paul McCartney en persona.
La firma comenzaría a la una de la tarde, se rumoraba que Paul sólo estaría una hora firmando... hice cuentas y me comencé a alarmar pensando en que a pesar de haber hecho fila durante 20 horas y aguantar una noche completa bajo heavy rain no era seguro que alcanzara a pasar con mi ejemplar del libro por la firma.
A las 8 de la mañana me fui a la YMCA por mi desayuno y por mi amigo Adrian quien, como nuen inglés, decidió no hacer la fila en donde nosotros estábamos y le guardábamos un lugar, sino en donde le tocó, ya bastante alejado de donde habíamos pasado la noche. Adrian fue entrevistado para un periódico vespertino y platicó que había una amiga suya mexicana que había hecho fila por 20 horas y que le regalaría a Paul una botella de tequila, ya que la que le habíamos regalado a él nos la ofreció para regalársela al mismísimo McCartney.
Puntualmente la fila comenzó a avanzar a la una de la tarde. Los minutos pasaban y yo me alteraba más y más ante la idea de no alcanzar a pasar. Logramos ver a Paul desde afuera gracias a las grandes puertas de cristal de WHSmith, Paul se veía tranquilo, sonriente e iluminado... en verdad, una especie de aura blanca lo cubría y se manifestaba alrededor de él. Finalmente ya muy cerca de la una logramos pasar la puerta de la librería, fuimos a comprar nuestro libro y lo tomamos para dirigirnos a la mesa donde Sir Paul esperaba a sus seguidoras y seguidores. Llegó mi momento... pasé frente a Paul, me miró y me preguntó mi nombre, le respondí que Mariana, a eso él preguntó si era con dos "enes", yo le dije que no, que solamente con una, le extrañó y me preguntó de dónde era, de México le comenté, a eso en español dijo "Oh, hola México, hola amigo, no, no, no, hola amiga". En ese momento le hablé de mi emoción sobre sus conciertos en 1993 en la Ciudad de México y mi suerte de obtener boletos de primera fila. Le pregunté si podía darle un regalo, me dijo que sí, al saber que era una botella de tequila me dijo que mejor me la quedara para darme calor porque él no tomaba tequila (mi atuendo y mi rostro denotaban el frío infernal que estaba sintiendo) yo respondí que el tequila era para él, que era un regalo, que yo tampoco bebía tequila, él dijo que tenía amigos que gustaban mucho del tequila y que se los daría, yo le dije que era una estupenda idea. Justo antes de dejarlo para que mi compañero pasara por su autógrafo le pregunté si podía darle un beso a lo que respondío alegre y amablemente "of course, darling", me aproximé, él se levantó ligeramente de su asiento y besó mi mejilla derecha mientras yo besaba la suya. ¿Se imaginan mi felicidad?
En ese momento pasó José Antonio, pidió el autógrafo para sus papás y yo les tomé una foto de frente antes de que Paul se despidiera de nosotros y nos deseara "Safe travels". Saliendo de la librería gritaba, saltaba y lloraba de la emoción, uno de los policías se burló de mí y opté por no hacerle caso. Una reportera se aproximó y me preguntó mi nombre y procedencia, al obtener mis respuestas me dijo, "ah, tú eres la chica que viene desde México, hizo fila por 20 horas y le regaló un tequila a Paul"... ¡ja! ¡Ya era yo famosa! Minutos después de eso se escuchó la conmoción de la gente porque se había terminado el tiempo, Paul se había despedido y no dejaron entrar a nadie más a la firma. Es decir que habíamos sido prácticamente de los últimos.
Corrimos a la parte trasera de la librería a gozar un rato más de Paul dando autógrafos y despidiéndose de su fans, de ahí fuimos a comer y a platicar de este inolvidable encuentro... imaginándome todas las sonrisas que ese beso me traería de ese momento en adelante.
Érase una etapa de mi vida durante 2001 en la que pensé que sería buena idea buscar ampliar mis horizontes y emprendí junto con quien entonces era mi novio una aventura que resultó ser una temporada en Europa llena de búsqudea y encuentro, de un profundo conocimiento de lo que soy. Una de las sorpresas del viaje se dio mientras estaba en Sheffield cuando me enteré de que Paul McCartney estaría en Liverpool el 21 de marzo, firmando ejemplares de su libro Blackbird singing. Algunos ajustes fueron necesarios, algunas llamadas tuvieron que ser hechas, unas breves modificiaciones a los planes... y se logró que el 19 de marzo estuviéramos en Liverpool procedentes de Edimburgo y con tres días libres en Inglaterra antes de partir vía Manchester a Barcelona.
Una vez en Liverpool me dirigí a la librería WHSmith y me encontré un letrero que indicaba el lugar donde la fila comenzaría a formarse. Entusiasmada hice planes para pasar dos noches en la calle y ser la primera en pasar a la firma, pero finalmente accedí a esperar un día más. Al medio día siguiente me encontré en la calle a mi amigo Adrian Manton quien nos dijo que la fila estaba comenzando y que ya había bastante gente. En ese momento me fui a comer (con Adrian y José Antonio) y a comprar un sleeping bag, además de conseguir algunos cartones para protegerme del frío, ya que aunque estaba entrando la primavera durante todos los días había nieve, o heavy rain, o granizo.
A eso de las 5 de la tarde estaba en plena fila, después de unas 80 u 85 personas, pero estaría antes de muchas otras que fueron llegando de distintas partes del mundo sólo para la firma, sólo por encontrarse a Paul McCartney en persona.
La firma comenzaría a la una de la tarde, se rumoraba que Paul sólo estaría una hora firmando... hice cuentas y me comencé a alarmar pensando en que a pesar de haber hecho fila durante 20 horas y aguantar una noche completa bajo heavy rain no era seguro que alcanzara a pasar con mi ejemplar del libro por la firma.
A las 8 de la mañana me fui a la YMCA por mi desayuno y por mi amigo Adrian quien, como nuen inglés, decidió no hacer la fila en donde nosotros estábamos y le guardábamos un lugar, sino en donde le tocó, ya bastante alejado de donde habíamos pasado la noche. Adrian fue entrevistado para un periódico vespertino y platicó que había una amiga suya mexicana que había hecho fila por 20 horas y que le regalaría a Paul una botella de tequila, ya que la que le habíamos regalado a él nos la ofreció para regalársela al mismísimo McCartney.
Puntualmente la fila comenzó a avanzar a la una de la tarde. Los minutos pasaban y yo me alteraba más y más ante la idea de no alcanzar a pasar. Logramos ver a Paul desde afuera gracias a las grandes puertas de cristal de WHSmith, Paul se veía tranquilo, sonriente e iluminado... en verdad, una especie de aura blanca lo cubría y se manifestaba alrededor de él. Finalmente ya muy cerca de la una logramos pasar la puerta de la librería, fuimos a comprar nuestro libro y lo tomamos para dirigirnos a la mesa donde Sir Paul esperaba a sus seguidoras y seguidores. Llegó mi momento... pasé frente a Paul, me miró y me preguntó mi nombre, le respondí que Mariana, a eso él preguntó si era con dos "enes", yo le dije que no, que solamente con una, le extrañó y me preguntó de dónde era, de México le comenté, a eso en español dijo "Oh, hola México, hola amigo, no, no, no, hola amiga". En ese momento le hablé de mi emoción sobre sus conciertos en 1993 en la Ciudad de México y mi suerte de obtener boletos de primera fila. Le pregunté si podía darle un regalo, me dijo que sí, al saber que era una botella de tequila me dijo que mejor me la quedara para darme calor porque él no tomaba tequila (mi atuendo y mi rostro denotaban el frío infernal que estaba sintiendo) yo respondí que el tequila era para él, que era un regalo, que yo tampoco bebía tequila, él dijo que tenía amigos que gustaban mucho del tequila y que se los daría, yo le dije que era una estupenda idea. Justo antes de dejarlo para que mi compañero pasara por su autógrafo le pregunté si podía darle un beso a lo que respondío alegre y amablemente "of course, darling", me aproximé, él se levantó ligeramente de su asiento y besó mi mejilla derecha mientras yo besaba la suya. ¿Se imaginan mi felicidad?
En ese momento pasó José Antonio, pidió el autógrafo para sus papás y yo les tomé una foto de frente antes de que Paul se despidiera de nosotros y nos deseara "Safe travels". Saliendo de la librería gritaba, saltaba y lloraba de la emoción, uno de los policías se burló de mí y opté por no hacerle caso. Una reportera se aproximó y me preguntó mi nombre y procedencia, al obtener mis respuestas me dijo, "ah, tú eres la chica que viene desde México, hizo fila por 20 horas y le regaló un tequila a Paul"... ¡ja! ¡Ya era yo famosa! Minutos después de eso se escuchó la conmoción de la gente porque se había terminado el tiempo, Paul se había despedido y no dejaron entrar a nadie más a la firma. Es decir que habíamos sido prácticamente de los últimos.
Corrimos a la parte trasera de la librería a gozar un rato más de Paul dando autógrafos y despidiéndose de su fans, de ahí fuimos a comer y a platicar de este inolvidable encuentro... imaginándome todas las sonrisas que ese beso me traería de ese momento en adelante.